
Seguramente el Señor
Hizo de lluvia a los negros
Y por eso diluvió
Cuando los supo tan buenos.
Negros del Amor de Dios
Hijos de un Dios más moreno
Descendiente del Tio Tom
En su cabaña de ébano.
Cuando la tarde caía
Sobre algodonales llenos
De malvarosa pintados
Por un ocaso sereno
Las niñas con miriñaques
De tafetán y sombreros
Con lazos de seda en flor
Agitados por el viento
Esperaban en el porche
De sus mansiones de ensueño
Que volvieran sus esclavos
A la voz de los negreros.
El campo se estremecía
Con los salmos de sus rezos
Llenos de melancolía
Dejando el mundo en silencio,
Que cadencia de tristeza
Traen sus pasos soñolientos
En la quietud de la noche
Que se sienta para verlos.
Un repique de abanicos
Corta el aire para ellos
Son las niñas perfumadas
De tafetán y sombreros
Que mueren encorsetadas
Presas de arrepentimiento.
Cuando los negros descansan
En sus letrinas de heno.
Hizo de lluvia a los negros
Y por eso diluvió
Cuando los supo tan buenos.
Negros del Amor de Dios
Hijos de un Dios más moreno
Descendiente del Tio Tom
En su cabaña de ébano.
Cuando la tarde caía
Sobre algodonales llenos
De malvarosa pintados
Por un ocaso sereno
Las niñas con miriñaques
De tafetán y sombreros
Con lazos de seda en flor
Agitados por el viento
Esperaban en el porche
De sus mansiones de ensueño
Que volvieran sus esclavos
A la voz de los negreros.
El campo se estremecía
Con los salmos de sus rezos
Llenos de melancolía
Dejando el mundo en silencio,
Que cadencia de tristeza
Traen sus pasos soñolientos
En la quietud de la noche
Que se sienta para verlos.
Un repique de abanicos
Corta el aire para ellos
Son las niñas perfumadas
De tafetán y sombreros
Que mueren encorsetadas
Presas de arrepentimiento.
Cuando los negros descansan
En sus letrinas de heno.
1 comentario:
Lástima que todo fuera real
Muy bueno
Publicar un comentario