
MESALA EL MALO.-
El mal espera al bien, lo espera rabiando como los perros, hecho alarido de insufrible dolor que en el estertor de la muerte grita: “él vendrá...” Los galenos no pueden esperar más, la gangrena galopa hacia el corazón, es imprescindible cercenar los miembros...pero el mal apura la agonía hasta su último aliento, porque sabe que Judá vendrá a ver a su amigo de infancia. La silueta del guerrero vencedor, se recorta en el contraluz de la puerta, aparece el bueno de Judá, sucio de sangre y arena, el cuerpo escarnecido de Mesala agita las cadenas que lo apartan del suicidio, se estremece al verlo, pero su maldad le lleva hasta el estremo de administrar sus postreros suspiros. El mal sabe, que morirá matando, su odio es fruto de un amor de pureza infantil y crueldad madura, fundido en afán de codicia y gloria frustrada. El mal de Mesala aplastado en el feroz combate disputado en la arena del circo, guarda para su amigo un veneno letal: “tu madre y tu hermana....tu madre y tu hermana -repite con saña- tu madre y tu hermana, están vivas...”. El bueno de Judá, hace acopio de fuerzas, no dá crédito, se acerca a los labios del moribundo y cae derrotado sobre su pecho, llorando amargamente. Mesala se retuerce y exhala su último aliento: la maldad.
3 comentarios:
Vaya, eso es un tipo malo. Hasta en el último momento una víbora.
¿Sabes amigo? Yo, al igual que tú, soy sevillano. Y recuerdo que de pequeño mi padre me llevaba a un ya desaparecido "Cine Delicias" [ahora es un hipermercado]. ¡Cuántos buenos ratos pasé allí! Incontables, créeme. Sólo por eso tenía que dejarte un comentario.
¡Gracias!
El bien y el mal.. uno de los cruces de miradas mas inmisericorde de la historia del cine.
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