
No, no soy persona de argumentos, cuando voy al cine, me gusta dejarme llevar por lo que veo, no me apura el guión ni la intriga, me apasiona el momento retratado en cada fotograma, el detalle que pasa inadvertido. Esta es una película que me hubiera gustado ver en “mi Cine Delicias”, uno de esos domingos deprimentes, que ahogaba mis sombras de estudiantes en la confortable visión de una buena película. Esta obra de arte que me dejó perplejo, tiene por título: El hombre que nunca estuvo allí; no voy a citar el nombre de los actores, porque os estoy escribiendo de memoria y mi memoria sólo dá para transcribir la hermosura de una adolescente, Scarlatte Yohason, que interpreta a una adorable “lolita” con falda de colegiala, insinuantes calcetines cortos y zapatos de charol. El protagonista un barbero, fumador empedernido, hombre de pocas palabras, observador y pensativo en la américa de los años cincuenta. La exquisita ambientación te remonta a la época de esplendor del glorioso blanco y negro. Elegantes figuristas tocados con sombreros e impecables trajes de tintorería. Y la voz en off, maravilla de nuestros mejores actores de doblaje, te envuelve, te abrasa y eleva al fabuloso mundo de la narrativa.
El barbero es el hombre que nunca estuvo allí, el que dió siempre la callada por respuesta, el que no es capaz de expresar sentimiento alguno, ni dice lo que piensa, pero que sin embargo lo sabe todo; sabe que su mujer, hastiada con este matrimonio de inapetencia, le engaña con el jefe de ésta y se conforma con mirarla, mientras fuma, y asistir -como invitado de piedra- a las tediosas cenas de fin de semana, donde contempla, entre profundas caladas a sus constantes cigarrillos, como se insinuan los amantes. Una mañana en la vida del barbero, cuando parece que nada es capaz de cambiar el rumbo de la monotonía, aparece por la barbería un tipo extraño, gordinfón, charlatán y ostensibemente presumido y amanerado. El cliente desea que le recorte el cuello de la calvicie que esconde bajo una bizoñez: el tipo le propone un atractivo negocio que tiene en mente, nuestro impasible barbero se muestra interesado con dicho negocio en calidad de socio capitalista. Los dos quedan para cerrar el trato en la habitación del hotel donde reside eventualmente el afeminado. Pero como consigue nuestro impávido barbero el dinero para la inversión, la envolvente voz en off, nos lo narra con todo lujo de detalles: chantaje al amante de su mujer; crimen en defensa propia con coartada, aparecen todos los alicientes del mejor cine negro de intriga. A todo esto, el barbero vive obsesionado en costear una carrera, como pianista a la bella adolescente, Scarlett Yohason, carrera que por otro parte no tiene futuro alguno a juicio de los profesores, por considerar éstos que la joven toca el piano, como quien escribe a máquina, con oficio y conocimiento, pero sin alma. La divina intenta agradecerle al barbero el interés y las molestias que se ha tomado por forjarle una carrera musical sin vocación e inclina la cabeza, súbitamente sobre la entrepierna de nuestro perplejo protagonista, para practicarle una felación. Ëste se niega rotundamente poniendo resisitencia, pero la niña insiste descaradamente, aduciendo que para ella de verdad es un placer. El automovil donde ambos viajaban se estrella con el forcejeo. A partir de aquí, mi otra manera de concebir el cine, queda denuevo embelesada con la voz en off, que no es otra que la de nuestro barbero contando su decadente vida desde la cárcel, donde una editorial le paga x por cada palabra escrita. El desenlace final de esta magnífica obra de arte es un monumento a la improvisación del subrrealismo más recalcitrante. Tarderé muchos años en ver un cine que despierte todos mis sentidos como lo hizo esta películoa por eso me conformo, con matar el gusanillo de vez en cuando, admirando su Dvd.
3 comentarios:
Gran película, con una fotografía impresionante, el humo va y viene magistralmente.
La trama sorprendente y vaya decepción en el hotel con el viajante.
El barbero despierta una ternura exquisita.
A los cinéfilos no les gusta la voz en off, sin embargo hay casos como este que está bien usada, como en "Ciudadano Kane" o "Europa"
Un abrazo y me callo ya que el acomodador me va a llamar la atención.
La fotografía...la fotografía y los silencios en los diálogos de esta película...
¡¡¡ Que no decaiga el gusto del programador !!!
buena cinta, inolvidable Billy Bob Thorton
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